abril 07, 2013

Siseneg

"Dios condujo detrás las aguas de la tierra preexistente y destruyó al caótico monstruo marino Leviatán para formar lo deformado y moldear la tierra a su gusto: La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". Génesis 1:2



Nada le impedía extinguir el archivo de la carne proba, densa con ternura. Esos dedos vastos adheridos a las paredes del placer y que rompían en corrupción. La depravación se despertaba hinchada y ascendía, impía, contra sus pechos, dando paso al místico clímax de la carne.


Se deprendía su espíritu hereje. Una vez transgredida la ley del Señor, ardió en llamas y su piel evanescente se tornó tosca y verde. Adoró a Leviatán entonces, le hizo el amor de nuevo sellando el pacto de la carne contra Dios.



Juntos construlleron el reino de las tinieblas.



J. Herrería