noviembre 21, 2014

Colágeno emocional

"Estos labios que saben a despedida, a vinagre en las heridas, a pañuelo de estación." Joaquín Sabina.


Qué osadía creerse tan superior para superar situaciones que te partieron como un rayo, por la mitad. Me envuelvo en esa niebla etérea de "esto-no-ha-pasado" y pongo un parche de silicona a ver si esto cicatriza, y claro, con el tiempo lo hará o eso espero en base a mi optimismo rebelde. Pero hay gestos que de golpe y sin esperarlo me devuelven a aquel lugar gris donde no hay sombras ni formas, ese "no hogar" donde mi voz no se oye, donde estoy a kilómetros de distancia de cualquier calor humano, donde sé que mis vísceras fueron arrancadas, estrujadas y convertidas en polvo. Un lugar grotesco que se apodera del presente. Un lugar que no quiero pisar jamás.

Supongo que es posible olvidar el instante en que sus labios se posaron muertos sobre los míos, carentes de ilusión y llenos de vergüenza. Supongo que puedo deshacerme de la terrible certeza de que ese beso fue el último y hasta la última fibra de mi cuerpo lo supo un momento después. Supongo que algún día no recordaré cómo me hiciste llegar al traición tan callando, tan desmerecida... Pero he pagado caro el atrevimiento de pensar que he superado la situación, la he pagado con otra desilusión.

Jorge Herrería.