agosto 10, 2011

Método



La fisiología de lo cotidiano es sencilla. Muchas veces no nos apetece aplicar la definición de rutina a lo que nos acontece consuetudinariamente, pero es eso, casualmente, lo que define nuestras vidas. Lo eventual es meramente un detalle que adorna el hilo principal, y eso, pese a que no nos guste, es una verdad muy pesada.
Si aceptas este hecho en vez de preferir no existir condenándote, lentamente, a disfrutar de tu miedo; posiblemente encuentres en la cotidianeidad la esencia misma de algo grande. Algo así como una justicia del tiempo o de la vida, algo así como la energía atómica si acaso.
La fisiología de lo cotidiano te ayuda a desgranar el día a día, y hace que lo disfrutes. El análisis profundo de los momentos que, a primera vista, resultan insignificantes; será un arma potente, porque puede que encuentres, incluso, un poco de felicidad. No es una terapia lo que propongo, es un cambio de rumbo, una nueva perspectiva. Buscar los recovecos de lo que obtenemos como dado, analizarlo y abstraer lo que nos parezca lícito.
Así debe funcionar.

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